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Museo Nacional del Cabildo de Buenos Aires y de la Revolución de Mayo

La Revolución en Haití

La más radical de todas, en el contexto de los bicentenarios de las independencias latinoamericanas.

Una isla en las Antillas habitada por el pueblo taíno. El primer asentamiento de Colón. Una mitad colonia española, Santo Domingo; la otra mitad colonia francesa, Saint Domingue. Eso era Haití.
 
La mitad de dominio francés, para el estallido de la Revolución Haitiana, la habitaban 60 mil personas libres y 500 mil personas esclavizadas. El doble de esta cifra, un millón de personas, fueron raptadas e introducidas a la isla desde 1697. 
 
Haití era la colonia que producía más ingresos de toda América. Su economía producía y exportaba la mitad del azúcar y del café consumido en el mundo. Y a fines de 1780, era el mayor mercado para el comercio esclavista.
 
Más de la mitad de las personas esclavizadas era africana, y trabajaba en plantaciones. Quienes habían nacido en la isla, la esclavatura criolla, solía trabajar en el servicio doméstico, en el artesanado y como capataces. De sus filas provendría la mayoría de los liderazgos de la revolución.
 
El año 1804 comenzaba en Haití con la declaración de su independencia. El jefe de Estado, el general Jean-Jacques Dessalines, un ex esclavo, proclamó la independencia de “L’État d’Hayti”. El nombre adoptado por esta nueva nación es taíno. Ese nombre indígena fue borrado con violencia por la colonización, que pasó a llamar a la isla Santo Domingo. Entonces, la elección de Haití pasaba a borrar el pasado colonial europeo.
Parte del ejército de Dessalines se llamaba a sí mismo “incas”. Pareciera que el nombre “incas” o “hijos del Sol” tuvo la misma función que el de “Haití”, borrar las diferencias impuestas por la colonización. Y es probable que haya estado inspirado en las rebeliones andinas lideradas por Tupac Amaru y Tupac Katari.
 
En 1789 estalló la Revolución francesa. Su documento más célebre, la "Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano", sostenía la libertad y la igualdad de los hombres, y el derecho de resistencia ante la opresión. Sin embargo, el alcance del documento era limitado: la población de las colonias francesas estaba excluida. La Revolución haitiana expuso los límites de las revoluciones previas, la estadounidense y la francesa, que mantuvieron la esclavitud.
 
En 1805 se sancionaba en Haití una Constitución, cuyo artículo 14 declaraba:
“Todas las distinciones de color necesariamente desaparecerán (...); todos los ciudadanos haitianos, de aquí en adelante, serán conocidos por la denominación genérica de negros”. 
 
Mientras que el artículo 12 afirmaba:
“Ninguna persona blanca, de cualquier nacionalidad, podrá poner pie en este territorio en calidad de amo o propietario, ni en el futuro adquirir aquí propiedad alguna”.
 
El extracto de la Constitución haitiana que Romero seleccionó para la obra gráfica que puede visitarse en la Sala Calabozo, decretaba la reversión de la negatividad que el racismo, la colonización y la esclavitud, le atribuyeron a la negritud. 
Ser negro ya no equivalía a estar esclavizado o a ser libre, sino que pasaba a ser la condición positiva del ciudadano. Ya no era una condición “biológica”, sino una construcción política de un universal, a partir de la generalización del particular más excluido hasta entonces.
 
La negritud como sinónimo de ciudadanía abrazaba a los distintos grupos étnicos africanos así como a franceses, alemanes y polacos desertores de los ejércitos que fueron a reprimir el alzamiento, a la vez que eliminaba las categorías raciales de la colonia: pardos, mulatos, criollos. También buscaba neutralizar conflictos internos, entre quienes habían nacido en la isla y en África, entre quienes ya eran libres y quienes fueron liberados. Esto fue acompañado de otra operación simbólica: se borró el blanco de la bandera francesa colonial. La bandera de Haití es roja y azul.
 
 
La Revolución Haitiana afectó la trama de poder de los imperios coloniales atlánticos. El temor y la paranoia de traficantes y propietarios de personas esclavizadas se extendió por todos los territorios coloniales. Las noticias se difundían por quienes huían de Haití y a través del tráfico marítimo. La información en sociedades mayoritariamente analfabetas corría a través de la oralidad, a través del "se dice que…". En un principio, no se daba crédito a que personas esclavizadas se rebelaran, se creía que eran movilizadas por otras categorías sociales. 
Afectó a la misma Revolución Francesa. Sociedades abolicionistas de la esclavitud empezaron a desarrollar su acción, y para eso, la industria gráfica fue fundamental.

“Yo igual a vos. El color no es nada, el corazón es todo; ¿no sos acaso mi hermano?”

Fuente: https://digitalcollections.nypl.org/items/510d47de-1985-a3d9-e040-e00a18064a99